El Informe “Migradas: Mujeres Migrantes ante la Violencia de Género” elaborado por el Movimiento por la Paz –MPDL- con la financiación del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, pone de manifiesto la magnitud de las diversas formas de violencia que enfrentan las mujeres migrantes en España.
A través de un enfoque feminista e interseccional, este estudio busca visibilizar las dificultades que enfrentan estas mujeres en su acceso a los derechos humanos, además de proporcionar recomendaciones para mejorar las estrategias de intervención y acompañamiento.
La perspectiva interseccional
El informe se basa en el concepto de interseccionalidad, introducido por Kimberlé Crenshaw, para entender cómo las diversas formas de opresión—como el racismo, el sexismo, la xenofobia y el clasismo—se combinan para aumentar las experiencias de violencia, especialmente en aquellas mujeres que se encuentran en una posición más vulnerable. Esta perspectiva no solo se limita a la violencia de género en el contexto de la pareja, sino que también incluye diversas formas de violencia en espacios públicos, laborales, familiares, institucionales y digitales.
La realidad de las mujeres migrantes
En el contexto global, las mujeres representan el 48,1% de los migrantes internacionales y, según el informe, un porcentaje significativo de ellas migran solas o como jefas de hogar, lo que se ha denominado la “feminización de la migración”. Sin embargo, su situación de vulnerabilidad aumenta debido a factores como la falta de recursos, redes de apoyo limitadas y la discriminación en los países de destino. Las mujeres migrantes, al igual que otros grupos marginados, enfrentan situaciones de violencia relacionadas con sus condiciones migratorias, su género y su raza.
Tipos de violencia identificados
El estudio revela la prevalencia de diversas formas de violencia de género, entre ellas:
- Violencia psicológica y emocional: A menudo minimizada por las víctimas, incluye comportamientos como los celos, el aislamiento y las humillaciones.
- Violencia física y sexual: Con una alta incidencia tanto en el ámbito doméstico como en el entorno laboral.
- Violencia institucional: Incluye la revictimización, donde las mujeres deben contar repetidamente su experiencia de violencia para acceder a los servicios de apoyo.
- Violencia digital: Un fenómeno creciente, especialmente el acoso y las amenazas a través de las redes sociales y otras plataformas digitales.
Factores facilitadores de la violencia
La normalización de los estereotipos de género, junto con los mitos sobre las causas de la violencia, son factores clave que facilitan la perpetuación de estos abusos. Muchas mujeres migrantes internalizan estas creencias, lo que complica el reconocimiento y la denuncia de situaciones de violencia. El informe también resalta cómo la percepción social sobre las mujeres migrantes, basada en prejuicios y estigmas, contribuye a la invisibilidad de sus experiencias de abuso.
Necesidades de información y mejora en los servicios
Uno de los hallazgos más significativos del informe es la falta de información accesible sobre los derechos de las mujeres migrantes y los recursos disponibles para ellas. Muchas mujeres no saben cómo acceder a servicios de apoyo ni cómo regularizar su situación migratoria, lo que agrava su vulnerabilidad. El informe subraya la necesidad de ofrecer información clara y en varios idiomas, utilizando medios accesibles como talleres comunitarios y canales digitales.
Y en conclusión
La violencia de género contra las mujeres migrantes no debe ser vista como un problema aislado. Este informe destaca que, aunque las mujeres migrantes enfrentan dificultades adicionales debido a su estatus migratorio, también son víctimas de un sistema patriarcal que reproduce relaciones de poder opresivas. Es crucial que se sigan implementando políticas inclusivas, que se mejoren los servicios de apoyo y que se sensibilice sobre la importancia de la interseccionalidad en la lucha contra la violencia de género.
Este informe proporciona una base sólida para que las políticas y estrategias de intervención puedan abordar de manera efectiva las necesidades de las mujeres migrantes, contribuyendo a su empoderamiento y a la creación de una sociedad más justa y equitativa.