Según el informe “Mercado Laboral y evolución salarial en Europa” de la Comisión Europea, las personas trabajadoras extracomunitarias representan el 6% de la fuerza laboral de la UE, jugando un papel crucial en sectores clave con escasez de mano de obra.
En este artículo nos centramos especialmente en la información que se aporta sobre su impacto en el mercado laboral de la UE, en comparación con los trabajadores y trabajadoras comunitarios.
Trabajadores y trabajadoras extracomunitarios: un motor para la economía de la UE
Las personas trabajadoras nacionales de terceros países, son esenciales para abordar las persistentes carencias de cualificaciones y mano de obra en Europa. En 2023, estos trabajadores y trabajadoras extracomunitarios constituyeron el 64,1% del incremento total de la fuerza laboral en la UE, mientras que los trabajadores y trabajadoras comunitarios contribuyeron con un 10,7%. Desempeñan roles cruciales en sectores como la construcción, el cuidado y la agricultura, destacando en ocupaciones con escasez persistente de mano de obra.
Desde 2019, la tasa de empleo de las personas nacionales de terceros estados aumentó del 57% al 63%, reflejando una mejora significativa en su integración laboral. Sin embargo, a pesar de estas cifras positivas, todavía enfrentan tasas de sobrecualificación del 39,4%, casi el doble que la de las personas nacionales (20’8%), lo que subraya los desafíos del reconocimiento de sus competencias y cualificaciones.
Comparativa con los trabajadores y trabajadoras comunitarios
Las personas nacionales de alguno de los Estados miembros de la UE, y que trabajan en un Estado distinto al de su nacionalidad de origen, tienen tasas de participación laboral superiores, especialmente en actividades estacionales y de alta demanda como el turismo. Por su parte, los nacionales extracomunitarios se enfrentan a mayores barreras, desde la necesidad de habilidades específicas, el idioma etc. hasta el reconocimiento de los títulos obtenidos fuera de la UE.
La contribución de los trabajadores y trabajadoras extranjeros, tanto intracomunitarios como extracomunitarios, resalta la necesidad de políticas de integración efectivas. Estas deben enfocarse en mejorar el acceso al empleo para las personas trabajadoras altamente cualificadas y reducir las barreras estructurales, particularmente en ocupaciones con escasez crónica de mano de obra.