El sindicato rechaza los mensajes cargados de odio y deshumanización hacia los menores extranjeros no acompañados y las personas migrantes vertidos durante la tramitación de la norma.
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) lamenta la falta de solidaridad mostrada por los grupos parlamentarios que se opusieron este martes a la reforma de la ley de extranjería. Del mismo modo, el sindicato rechaza los mensajes cargados de odio y deshumanización hacia los menores extranjeros no acompañados y hacia las personas migrantes en general que durante la breve tramitación de la norma, se han vertido con total impunidad.
La proposición de ley de modificación de la ley de extranjería no tenía más objetivos que garantizar la adecuada atención a personas menores de edad en situación de desamparo, estableciendo un mecanismo de reubicación solidario con aquellas zonas de nuestro país que tienen un mayor riesgo de sobreocupación de su sistema de protección. Un objetivo loable, tanto por el cumplimiento de una obligación internacional, la protección de los derechos de las personas menores de edad, como por lo que implica de solidaridad interterritorial.
Sin embargo, el hecho de que se trate de menores de edad de nacionalidad extranjera, ha convertido la tramitación de la norma en una escalada de mensajes, cada uno más vergonzante que el anterior, en contra de los menores, de las personas migrantes y de la inmigración en general.
A algunos partidos les va a resultar difícil explicar en el entorno de las instituciones comunitarias, como, siendo frontera exterior de la Unión, solicitamos solidaridad por parte del resto de Estados miembros, cuando dentro de nuestro propio país no se ha votado a favor de un mecanismo de reubicación.
Pero claro, si estos partidos son los que quieren utilizar la armada para frenar la inmigración, son los no tienen problema en establecer la ingenua relación entre migración y delincuencia y son también los que alegan que quieren proteger a las mujeres, mientras niegan la violencia de género, está claro que nunca van a ofrecer solidaridad, ni en esta materia ni en ninguna otra.
Para la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores esta no es solo una oportunidad perdida para las personas menores de edad, para los territorios que las acogen y para las trabajadoras y trabajadores de los centros en que se encuentran. Es una oportunidad perdida para mostrar un mínimo de humanidad, de solidaridad y de decencia.
En este país ya se han cruzado muchas líneas rojas, ya se han normalizado, desgraciadamente, demasiados mensajes que, hace unos años, hubieran merecido la reprobación y la sanción social. Una persona menor de edad es una persona menor de edad, con independencia de su nacionalidad o de la forma en que haya llegado a este país.