La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha publicado “Trabajo decente para los trabajadores domésticos a través del desarrollo de competencias: Una teoría del cambio”, un análisis que identifica las condiciones necesarias para que las trabajadoras y los trabajadores domésticos accedan a empleos con derechos, protección y perspectivas reales de carrera. La publicación destaca que este colectivo —75,6 millones de personas en todo el mundo— sigue experimentando discriminación, bajos salarios y elevados niveles de informalidad.
Un sector esencial y altamente feminizado, aún infravalorado
Según el documento, las trabajadoras y los trabajadores domésticos constituyen al menos el 25 % del empleo en cuidados a nivel mundial, realizando tareas tan diversas como el cuidado de niñas, niños, personas mayores, personas con discapacidad, además de actividades de limpieza, cocina o mantenimiento del hogar. Pese a esta importancia, persiste la idea de que se trata de un trabajo “no cualificado”, lo que contribuye a justificar salarios bajos y condiciones laborales precarias. El informe recuerda que el 81 % del sector trabaja en la informalidad y percibe apenas el 56 % del salario promedio de otras personas asalariadas, lo que incrementa su vulnerabilidad y limita su capacidad para exigir derechos laborales.La necesidad de una teoría del cambio basada en evidencia
La OIT señala que el desarrollo de competencias puede mejorar las condiciones laborales, pero advierte que no existe evidencia concluyente de que la formación por sí sola garantice mejores salarios. En muchos países, las empleadoras y los empleadores no valoran formalmente las competencias adquiridas, lo que obliga a repensar las intervenciones desde un enfoque integral y con base empírica. La teoría del cambio se apoya en el Convenio 189 y en la Recomendación 201, que reconocen el derecho de las trabajadoras y los trabajadores domésticos a condiciones laborales no menos favorables que las del resto de la fuerza laboral.Retos identificados: discriminación, falta de reconocimiento y obstáculos de acceso
El documento detalla retos estructurales que afectan directamente a este colectivo:- Ausencia de sistemas eficaces de certificación y reconocimiento del aprendizaje previo.
- Discriminación múltiple, especialmente hacia trabajadoras y trabajadores migrantes.
- Falta de acceso a la formación por bajos salarios, falta de tiempo, responsabilidades de cuidados no remunerados o barreras lingüísticas.
- Desigualdades de género, que siguen marcando la percepción social del trabajo doméstico.
- Escasa participación en el diálogo social, que limita su capacidad de negociación.