La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores celebra la convalidación del Real Decreto-Ley que establece el procedimiento para garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes extranjeros no acompañados, así como su distribución territorial de manera solidaria
Este avance normativo supone un paso imprescindible para poner fin a una situación que ha venido representando una grave vulneración de derechos para estas personas menores de edad. Desde UGT confiamos en que, en el menor plazo posible, se convoque la Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia con el fin de adoptar los criterios de ubicación y traslado que aseguren tanto el respeto a los derechos de los menores como la efectiva solidaridad entre territorios.
Asimismo, UGT hace un llamamiento a las Comunidades Autónomas y Ciudades Autónomas para que dimensionen adecuadamente sus sistemas de protección de menores. Es imprescindible garantizar no solo los derechos de los niños, niñas y adolescentes tutelados, sino también unas condiciones de trabajo dignas para los y las profesionales que integran estos servicios esenciales.
No podemos dejar de condenar enérgicamente las campañas de odio y rechazo que, instrumentalizando la nacionalidad de estos menores y su situación de especial vulnerabilidad, pretenden deshumanizarlos ante la opinión pública. Estos discursos son inaceptables y contrarios a los valores fundamentales de una sociedad democrática y solidaria.
Nuestra legislación, al igual que nuestros principios como sociedad, establece con claridad que estos menores deben ser tutelados y acogidos, no abandonados a su suerte. Son niños, niñas y adolescentes que han migrado solos, dejando atrás a sus familias y enfrentando situaciones extremas: violencia, redes de trata, travesías peligrosas, incertidumbre y desarraigo. Todo ello impacta profundamente en su salud, especialmente en su salud mental.
Desde UGT estamos convencidos de que nuestra sociedad no solo tiene el deber legal y moral de acoger a estos menores, sino también la capacidad para hacerlo con dignidad, respeto y humanidad. Proteger su proyecto vital es proteger el futuro de una sociedad justa y cohesionada.
