Un informe de UGT alerta sobre las desigualdades que afectan a la población migrante joven y a las personas extranjeras mayores de 65 años, con tasas más altas de pobreza laboral, sobrecualificación, abandono educativo y menor acceso a pensiones.
La población migrante en España se enfrenta a condiciones laborales marcadas por la precariedad, especialmente en los extremos de la edad laboral. Así lo refleja el informe “Población migrante: trabajar en los extremos de la edad laboral” publicado por UGT con motivo del Día Mundial de la Población -11 de julio-. El estudio constata diferencias significativas con respecto a la población española, tanto en el acceso temprano al empleo como en la prolongación de la actividad laboral más allá de la edad de jubilación.
Altas tasas de ocupación juvenil, pero en sectores precarios
Los jóvenes de nacionalidad extranjera, entre 16 y 24 años, representan el 22,2% del total de ocupados en ese tramo de edad, un porcentaje superior al de la población española. Esta tendencia se repite en la afiliación a la Seguridad Social, especialmente entre la juventud menor de 20 años. En el tramo de 16 a 19 años, uno de cada cinco hombres afiliados es extranjero (19,2%), así como el 14,8% de las mujeres. La sobrerrepresentación es aún mayor en los sistemas especiales: en el Sistema Especial Agrario, el 33,8% de los varones jóvenes afiliados y el 46,5% de las mujeres jóvenes tienen nacionalidad extranjera. En el Sistema Especial de Empleados de Hogar y respecto al tramo de entre 16 y 19 años, las jóvenes extranjeras representan el 52,2% de las afiliadas y los varones extranjeros el 57,1%.
Los sectores en los que más trabajan las personas jóvenes migrantes son los servicios de comidas y bebidas, el comercio al por menor, la construcción y el empleo doméstico. En el caso de las mujeres jóvenes, el trabajo doméstico es especialmente significativo.
Sobrecualificación y abandono escolar temprano
El informe pone el foco también en la sobrecualificación. El 36,6% de las mujeres extranjeras ocupadas, entre 16 y 34 años, considera que su nivel de estudios es superior a los requisitos de su empleo, un porcentaje que desciende al 28% en los hombres extranjeros. Estas cifras aún son más elevadas entre la población extranjera que cuenta con experiencia laboral previa, ascendiendo al 38,5% entre las mujeres y al 35,9% entre los hombres. Y, en todo caso, superan a las de la población española.
Si bien las tasas de abandono educativo temprano se han reducido a lo largo de los años, este continúa siendo más alto entre las personas migrantes: el 32,07% de los hombres y el 26,97% de las mujeres extranjeras abandonan sus estudios, frente al 13,22% y 7,37% de los jóvenes españoles, respectivamente. Para la juventud extranjera entre 25 y 29 años, los motivos económicos –como la necesidad de trabajar o el coste de las matrículas– tienen un peso importante en esta decisión.
Pobreza laboral juvenil
Los jóvenes migrantes también sufren tasas más elevadas de pobreza laboral. Entre los 16 y 29 años, afecta al 17,8% de los hombres y al 20,1% de las mujeres extranjeras, frente al 7% y 8,6% de sus homólogos españoles. Esta brecha evidencia la precariedad persistente incluso entre quienes trabajan.
Mayores migrantes: trabajar por necesidad y exclusión social
Las dificultades no se reducen a la juventud. Entre los mayores de 65 años, los hombres extranjeros tienen una tasa de ocupación del 6,8% y las mujeres del 4,5%, cifras más altas que las de la población española en esa franja de edad (4,17% y 3,9%, respectivamente). Además, solo el 46,6% de los hombres y el 36,6% de las mujeres extranjeras perciben una pensión de jubilación o prejubilación, frente al 93,1% y 53,7% en el caso de los hombres y mujeres de nacionalidad española.
Los ingresos por pensión también reflejan grandes desigualdades. Las pensiones medias de jubilación para personas de Europa no comunitaria o Sudamérica se sitúan en los tramos más bajos. Además, las mujeres migrantes perciben cuantías inferiores a las de los hombres, salvo en el caso de las nacionales de América del Norte.
Riesgo extremo de pobreza en la vejez
La situación de vulnerabilidad se agrava al analizar el riesgo de pobreza o exclusión social. En 2024, la tasa para la población española mayor de 65 años fue del 14,5% en hombres y del 19,2% en mujeres. En el caso de las personas extranjeras de terceros países, el riesgo de pobreza se dispara hasta el 66,5% en los hombres y el 69% en las mujeres.